Lamentablemente,
el viento rola a la proa y hay que poner motor, entramos en un chubasco, rayos
que iluminan la noche , empieza a llover. El aire se vuelve ardiente y gira enloquecido,
tratamos de acoplarnos a sus caprichos, es el Mediterráneo en estado puro,
menos mal que dura poco, el cielo se aclara y vuelven las estrellas.
Durante
el día calor, poco viento y mar en calma. Baño y Ángelus glorioso.
Por la tarde
deja de funcionar el piloto automático, se ha vuelto loco, cambia el rumbo y su
brújula no marca bien, tenemos que llevarlo a mano. El viento hace que no
podamos avanzar hacia Saïdía por lo que
decidimos arrumbar a ALMERIMAR, después de cenar el viento arrecia y no nos
permite pasar el CABO DE GATA, con
Conchita al timón el barco va “tumbado” pero no puede, así que otro cambio:
CARTAGENA, con este nuevo rumbo vamos más cómodos.
Conchita entusiasmada
prolonga su guardia hasta que nos quedamos sin viento, después de cuatro horas transige, Albert toma el relevo y nos lleva hacia ese puerto en el que nunca
he entrado. Parece que el piloto vuelve a funcionar, la ELECTRÓNICA debe ser
femenina.
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