sábado, 6 de septiembre de 2014

Fase G - Día 7

Mar plana, viento suave en contra, que “casi” nos permite ir a rumbo, mañana con otro bordo, espero poder llegar a Melilla sobre el medio día. Supongo que estaremos 24 horas para salir después hacia Ceuta.

El barco sigue ganando Sur, hacia Melilla, ese puerto español enclavado en el norte de África y que a mi tanto me gusta, confío que también a mis tripulantes y podamos disfrutarla tanto en sus aspectos históricos como culinarios.
 
Un día más de navegación y el viaje náutico habrá terminado, quedará alguna excursión por tierra y el viaje hasta Toledo. Me da algo de pena abandonar esta vida nómada, alejada de cualquier otro aspecto que no esté relacionado con el propio viaje, volver a la vida “normal” supondrá un cambio de los puntos de atención. Pero también me apetece ver a mi familia, comprobar como las nietas han cambiado, ver a mis amigos y descansar.
Descansar de una manera total, alejado de cualquier preocupación, sobre todo de esas que amenazan con afectar al desarrollo del viaje y que hasta ahora siempre hemos sabido superar rápidamente.

El caso es que al amanecer el viento arrecia y podemos ir solo a vela, eso sí, haciendo bordos.
Cuando estamos a 6 millas de puerto pongo el motor, pasada una media hora se para, seguramente ha entrado una burbuja de aire en el circuito, trato de purgarla pero nada, llamo por el canal 16 a la AUTORIDAD PORTUARIA, nadie responde, lo vuelvo a intentar preguntando si hay alguien a la escucha, sale MELILLA RADIO, que me pone con SALVAMENTO ALMERIA.
Les explico el caso para que alguien nos ayude a entrar cuando pase la bocana del puerto. Sigo intentando solucionar la avería hasta que finalmente consigo que el motor arranque, llamo por radio para comunicar que de momento todo vuelve a la normalidad ¡otro susto superado! ¿Será el último?

Felizmente atracamos en el puerto, comemos, Marirá y yo nos vamos a reservar mesa al restaurante JUANITO para esta noche y comprar algunas cosillas, el resto ordena un poco el barco después de la “movida”. Nos encontraremos luego para ir a dar un paseo y cenar.

La Ciudad Autónoma de Melilla  es un enclave español, situado en la región del Rif, en el norte de África, a orillas del mar Mediterráneo, frente a la costa meridional de la península Ibérica, limítrofe con Marruecos y a proximidad de Argelia.

La ciudad y su territorio dependiente se extienden sobre 12,3 km2 de superficie con una población de cerca de 67.000 habitantes y presenta diversas particularidades fruto de su posición geográfica e historia, tanto en la composición de su población, sus actividades económicas, como su cultura, donde destaca la influencia de las minorías de confesión musulmana, judía e hindú, o el uso del bereber, así como de su patrimonio arquitectónico que es considerado junto con el de Barcelona, uno de los exponentes del estilo modernista español de principios del siglo XX.

La ciudad de Melilla remonta su historia al establecimiento en el siglo VII a. C. de comerciantes fenicios (la llamaron Rusaddir) que aprovecharon su situación cercana al Estrecho de Gibraltar y las rutas comerciales del Mediterráneo occidental para prosperar, alcanzando su esplendor hacia el siglo II a. C.
Con la decadencia púnica, el territorio permaneció abandonado hasta que a partir del siglo VII fue recuperado con población de origen bereber, integrándose en el califato de Córdoba y manteniendo estrechas relaciones con Al-Andalus.
La expansión de portugueses y castellanos en el norte del reino de Fez durante el siglo XV culminó con la entrada de Pedro de Estopiñán en la ciudad en 1497, que pasó a depender del ducado de Medina-Sidonia y a partir de 1556, de la corona española.
En 1860 el Tratado de Wad-Ras estableció los límites fronterizos de la ciudad con el sultanato de Marruecos, siendo desde entonces hasta el primer tercio del siglo XX, escenario de intermitentes enfrentamientos que desembocaron en el conflicto de la Guerra de Marruecos.
Las sucesivas batallas de Barranco del Lobo en 1909 y de Annual en 1921, causaron un gran impacto en la opinión pública española y forzó la alianza militar entre España y Francia que permitió la constitución del Protectorado español de Marruecos.
Fue en Melilla donde se produjeron los primeros acontecimientos del pronunciamiento militar de 1936 que desencadenaron la posterior Guerra Civil Española. En el contexto de los procesos de descolonización emprendidos tras la Segunda Guerra Mundial, los acuerdos de constitución de Marruecos como estado independiente en 1956 no contemplaron alteración alguna de la soberanía española de la ciudad que sin embargo, es reclamada por parte de sectores del nacionalismo marroquí.

En 1995 la ciudad accedió administrativamente al estatuto de ciudad autónoma siendo a principios del siglo XXI uno de los motores económicos de la región rifeña, basado en su condición de puerto franco y los intercambios comerciales, a la par que centro de atención de los flujos migratorios de población africana hacia los territorios de la Unión Europea.

Merece la pena dar una vuelta por la ciudad que tiene tanto restos de su pasado como arquitectura modernista. Numerosos museos, fortalezas. Su puerto es compartido con el Marroquí de Beni Ansar.
 
El restaurante Juanito es un referente gastronómico de pesca.
 
 

 

 

 
 
Conchita

La inesperada visita a Cartagena, esta gran ciudad llena de historia y belleza, fue para mí la culminación a un día de grandes momentos.
Con especial atención a la guardia que tuve solo unas horas antes y donde mi relación con Raw Prawn se asentó mientras navegábamos a pelo con un viento bastante caprichoso.
Hacía ya más de un año desde la última vez que había tenido esa sensación de libertad y de pequeñez.
 
No creo que haya mucho, bueno o malo, que se pueda comparar con la grandeza de ese mar inmenso y ese cielo cargado de estrellas. Y así se carga uno de una energía imposiblemente positiva donde todos los problemas pasan al olvido. Desde entonces, mi vocabulario náutico castellano ha incrementado.
 

 

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