domingo, 25 de mayo de 2014

Fase A - Día 8

Pasamos el largo y profundo golfo de Bugía sin entrar en él como hubiéramos tendio que hacer caso de persisitir las malas condiciones de ayer, hemos retomado nuestra ruta y espero que así hasta el final, al menos es lo que pronostca el Sr. GRIB, en este momento (1 de la madrugada, nos quedan 180 millas a destino) es decir calculo que por la tarde del lunes estaremos en Tabarka. Entonces el Sr. Embajador habrá terminado sus funciones como tan alto representante nuestro ante Argelia, estamos estudiando si nombrarle como Comisionado ante Túnez, veremos a la llegada si las autoridades locales son receptivas…

La noche está negra como boca de lobo, sin luna ni estrellas, ni luces de otros barcos; apenas se insinúa alguna luz costera y el reflejo de un faro lejano, parece que navegamos en un tintero de tinta china.
Amanece nublado, pero enseguida sale el sol y con él el viento de través, sacamos la génova y la trinqueta (mas que nada por secar a la primera que se ha llenado de agua en la travesía) vamos a 6 nudos, espero recuperar un poco el tiempo perdido como mi homónimo Marcel Proust, aunque él trataba de buscarlo más que recuperarlo. Limpio las Yamasitas de plásticos que impedían pescar –aunque vamos tan cerca de costa que no creo que pique nadie-




Vamos que ya pasó lo malo, que en realidad no fue tan malo ni tan largo, pero… ¡estábamos tan mal acostumbrados! Es lo que pasa uno se acostumbra a lo bueno y ensegida se olvida de lo malo, cuando en la mayoría de las veces el viento en un barco de vela (lo dicen todos los tratados de navegación) nunca viene en la dirección adecuada y cuando es así, lo hace o con mucha fuerza o demasiado poca.

La tripulación sale con cara renovada, las capas de ropa empiezan a caer, ponerse crema solar, vamos… lo que se espera en estos casos. Josu trata de poner al día el NAVTEX, no sabemos el motivo, pero no recoge mensajes nuevos, lo dejamos encendido un buen rato para ver si capta algo.

Pasamos junto a un barco enorme en medio del mar al pairo, sin embargo hay alguien en el puente, lástima, si estuviera abandonado, sería una buena presa, el problema sería como subir, ni siquiera nuestro palo le llega a mitad de la amura.
Así va pasando la mañana “perreando” cada uno a lo suyo, unos sol, otros sombra; unos leyendo, otros escuchando música; unos editando vídeos de delfines –en estos días hemos visto más que en todo el año pasado- otros sencillamente con la mente en blanco.

A la hora del Ángelus una caña se pone a cantar, cinco minutos después está a bordo nuestro primer atún, no es muy grande, pero servirá para hacer un marmitaco, ser asado en la parrilla y un tar tar, el puerto de Tabarka, será el lugar adecuado. Josu ha pescado su primer atún y se ha comido el primer corazón, bienvenido al club. Después de comer cae el segundo atún, todavía mas pequeño. Decidimos utilizar el primero para mojama y el segundo para marmitaco, por lo que hay que destazarlo, lo que hacemos sin problemas. Comemos la última comida preparada .un guiso de carne con patatas, después una copita del excelente whisky irlandés que trajo Salvador a casa, sirvan estas palabras como un recuerdo a su involuntatia ausencia. El resto de la tarde pasa plácidamente con vientos favorables.

     
        



La cuarta singladura ha sido de 125 millas.


JOSU:

Levanto mi primer atún y el primero también de la temporada. No es muy grande y en cuanto lo vemos asomar por la popa ya hemos preparado los menús: haremos tar-tar, un marmitako y los lomos a la barbacoa, junto con los solomillos de cerdo que aún nos quedan en la “heladera” –como llama Andrea a la nevera-

Como es costumbre y rito ya en el Raw-Prawn, el que saca el bonito se come su corazón, que a pesar de estar ya fuera del cuerpo del pez, continúa latiendo. Y sigue así mientras los dientes lo van troceando en la boca. Me recuerda a las ancas de rana en los experimentos de biología en la escuela, cuando separadas del cuerpo se le colocaban un par de electrodos en los músculos y estos comenzaban a moverse.

Otra cosa curiosa es que está caliente. Pensaba que los peces eran de sangre fría, pero…
El corazón y la sangre tienen un sabor metálico, que podría mejorarse con algo de pimienta, pero la tradición dice que comerlo así y así será comido. Insistiendo es posible que logre cambiar esta costumbre y mejorar el bocado para un futuro. Los pescadores venideros me recordarán por esto!!

Desde que salimos de Melilla, durante todos los días hemos tenido visitas de delfines. No han fallado a la cita ningún día. A veces más, otras veces menos pero siempre ahí. Y nosotros también. Siempre la misma ceremonia. Acudimos todos a proa a verlos; simplemente a verlos. Y no nos cansamos porque siempre es diferente. 
Hemos preparado un pequeño video para colgarlo en el blog. Su calidad es muy baja para poder enviarlo por e-mail, pero espero que se vea más o menos bien. Ya veremos cómo se las arregla Jesulín para publicarlo.




3 comentarios:

  1. Publicado queda el video. Tu no te cortes y manda material que estaré encantado de publicarlo.

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  2. Espero que podais recibir unas líneas. Es una simple prueba y si fuera exitosa haría comentarios posteriores a vuestros relatos. Me sirven para ir calentando motores.
    Saludos. Miguel

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  3. Patrón, tripulación, enhorabuena por esos atuncitos. Josu!!! me alegro de tu valentía (no esperaba menos) de comerte el anisado corazón.
    Pa, un besito muy grande y se te echa de menos.
    Ah!! cuando veais otro delfin, pensad en los que estamos levantando este pais...CABR***!! jajaja DISFRUTAD!
    Besitos de una tripulante que este año se queda en tierra.
    Irene

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