viernes, 8 de agosto de 2014

Fase E - Día 12


Amanece iluminando la pared volcánica que nos sirve de refugio, aunque parece que el viento de ayer ha calmado,  tampoco tenemos que hacer muchas millas, pero siempre es mejor no tener el viento de frente.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Hoy tendremos que buscar el rezón del dingui, anoche al montarnos en el muelle, encontramos el cabo roto, seguro que alguien lo rompió con la hélice, nos servía para mantenerlo separado del muelle, también tendré que soltar el fondeo que amarré al muerto.
Efectivamente el rezón lo había cortado una hélice, lo recuperamos. Salimos sin viento, vemos por mar lo que ayer vimos por tierra. Es otra perspectiva, pero igual de bonita, aunque descubrimos algunos arcos naturales que desde tierra no se ven.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
A media travesía “ma caigo al agua”  -una defensa me representa- práctica para ver como reacciona la tripulación; una vez “rescatado” nos damos todos un baño. Comemos pronto unas “TOTANI” especie de calamar local encebollados que prepara Clarisa.
Llegamos a CAPO GRACIANO, lugar donde hubo asentamientos neolíticos y numerosos naufragios, cuyos restos se pueden ver en el museo arqueológico de Lípari.
 
 
Fondeamos frente a la cueva del Bue Marino donde entramos con el dingui.
 
 
Terminamos el día fondeados frente a la CANNA, chimenea volcánica de 70 metros de altura.  
 
 
 
 
Un gin tonic a la vista de esa extraña formación  mientras el sol se oculta y las brasas para la barbacoa terminan de ponerse incandescentes. ¡Otro días más! U ¿otro día menos? Sea como sea, el caso es que hemos recorrido otra isla, que nos ha gustado su estado “primitivo” sin alterar, ya solo nos queda una, que a priori parece poco más que un peñón, será la última de este archipiélago tan particular, de origen volcánico.
 
 
CLARISA
 
 
 
 
Me faltan palabras para decir lo que siento visitando estas islas.
Venía con ganas de conocerlas pero en ningún momento pensé que este viaje me llevara a sentirme emocionada y maravillada por tanta belleza natural y por sus entrañables poblaciones.
Cada isla te sorprende y las sorpresas pueden ser por motivos totalmente distintos. Erupciones, costas abruptas, pueblecitos con “encanto” atardeceres de ensueño a decir verdad surgen sentimientos que debían estar dormidos y que han aflorado para hacer de esta navegación algo muy, muy especial.

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