martes, 5 de agosto de 2014

Fase E - Día 9


Ayer terminó el día con una barbacoa aromatizada con los vapores sulfúricos del Vulcano situado justo detrás de nosotros.
 
Noche tranquila, amanece con olores, me parece que ese será el recuerdo principal, el sentido del olfato es el más primitivo y por tanto el que persiste en la memoria. Es una pena que no se pueda plasmar de alguna manera, ya que forma parte de la idiosincrasia del lugar.
Amanece iluminando el monte, mitad con vegetación, mitad pelado por el azufre que se encuentra por todas partes. Algunos  peñascos refulgen y lucen colores insólitos.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Empezamos la subida, que no es comparable a la del Stromboli, según se va subiendo se abren panoramas combinando colores: el azul del mar y del cielo, el verde de la vegetación y el negro, rojo y amarillo del volcán. Una caldera en forma de cono invertido tiene fumarolas que echan vapores sulfúricos, creando piedras de azufre.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

A la bajada tomamos unas cervezas, luego tres nos vamos al barco y los otros tres deciden irse a los baños de fango, ya nos contarán que tal les ha ido.
Después de comer nos vamos al puerto de Lípari que son unos pantalanes flotantes con bastante movimiento, allí ponemos agua y conectamos electricidad. Baldeamos el barco, lavamos ropa y nos duchamos nosotros. Una vez limpios y arreglados nos vamos a dar una vuelta por el puerto y cenar en algún restaurante, ¡por una vez!
 
 
CLARISA:
Comienzo con una cita de Homero “Una isla blanca con infranqueables muros de bronce y picos desnudos” Hoy en día hay picos desnudos y otros edificados pero aún con todo la visita  y sobre todo la subida al volcán merece la pena.
No verás en su cima los fuegos y las explosiones de Stromboli pero el cráter con sus fumarolas sulfúricas  aportan algo muy especial a la isla. La vista es magnífica y el trayecto aunque costoso pudo ser realizado por todos nosotros. Otro sueño más realizado. Creo que los dioses están de nuestra parte.
 
 
JOSÉ FRANCISCO
La excursión de hoy ha sido una bonita lección de Química. Después de una subida que para el común de los mortales es bastante sencilla, pero que a los ancianos nos ha cansado lo suyo, llegamos a la majestuosa visión del interior del cráter. Hay fumarolas de todos los tamaños, a las pequeñas puede uno acercarse y ver como surge el vapor por un pequeño orificio, tiñendo de amarillo las rocas más próximas.
No puedo menos que rememorar mis casi olvidados conocimientos de Química para buscar una explicación al fenómeno. La fumarola contiene una importante proporción de ácido sulfídrico, (SH2)(el gas que huele a huevos podridos); en contacto con el aire se produce un proceso de oxidación, (parecido al que consigue que el hierro se roñe):
                                                          SH2 + ½ O2 = S + H2O
El azufre que se forma, como es sólido, se deposita sobre las piedras circundantes en forma de una bonita inflorescencia amarilla; el agua, en forma de vapor, asciende en el aire, con aspecto de humo, hasta que desaparece disuelta en el aire.
Termino dejando en el aire un reto para alguien que sepa más Química que yo. Junto al azufre, aparece también depositado un sólido de un blanco purísimo, de aspecto cristalino, parecido a la sal común. Lo he probado y tiene un sabor ácido y salado, nada desagradable ¿qué puede ser?
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario