sábado, 9 de agosto de 2014

Fase E - Día 13

Uno no sabe si quedarse con la imagen del atardecer de ayer o el amanecer de hoy, una con la luna y la otra con el sol. Pongo las dos y que cada uno haga su elección:
 
 
 
 
 
 
 
 
Como se movía bastante en el fondeo decidimos desayunar en el camino a ALICUDI, es la más aislada del archipiélago, consiste en un cono perfecto, habitada por algo más de 100 personas, permanece sin cambios desde el inicio de los tiempos. La intención es quedarnos en una especie de puerto y subir a la cima del volcán, veremos si nos es posible.
Nos amarramos al lateral del muelle del ferry, entorno años 50, los mulos llevan las maletas de los huéspedes a las casas rurales, que es el único alojamiento posible.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Empezamos una subida de innumerables escalones, uno se da cuenta del tipo que debían llevar los habitantes de las casas, como mucho bajarían una vez al mes al pueblo; muchas casas están deshabitadas y otras han sido reconvertidas para alquilar a quienes desean estar retirados del mundanal ruido. En la iglesia de “arriba” una mujer cuarentona hace la limpieza, luce un bigote de esos de húsar de caballería, con una barba bastante poblada, me dio apuro pedirle que posara para una foto, pero me quedé con ganas.

 


 

 
Después de una buena siesta amenizada por las olas de los ferries, subimos el dingui a bordo y nos preparamos para el viaje a Ústica.
 
 
EDUARDO
Me vuelvo a acercar a este diario, después de asomarnos a las tres isla pequeñas del archipiélago, todo un descubrimiento, que recomiendo fervientemente a todo navegante que no deje de visitarlas. Una autentica maravilla, lejos de la pretenciosidad de las instalaciones turísticas modernas.
Hoy me he tomado el día de asueto y no he realizado la caminata que estos se han propuesto, luego veréis las fotos de Marcelino, pero los 30 grados de temperatura, asustaban para esa caminata. He preferido con José, irnos a la tienda del pueblo a tomarnos una Mesina fresquita (de medio litro) al módico precio de 1,80 € (lo de la tienda es de verdad, pero tenía terracita).
Por otro lado, decirle a mis compañeros del sindicato de estibadores, que estamos consiguiendo que   el boliche se  abra casi a diario, perfectamente surtido de “hielatto”, con la consiguiente alegría y satisfacción de la tripulación.
Si tenemos que seguir con nuestra reivindicación de fondeaderos tranquilos, porque si no, nos lleva a sitios idílicos (como la cana), donde nos hemos movido más que bailando un swing.
 
 
JOSÉ FRANCISCO
Hoy sábado, 9 de agosto, abandonamos las Islas Eolias después de un periplo de siete intensos días. Tal vez es el momento de dar una visión de conjunto de todas ellas, mostrando las peculiaridades de cada una.
Strómboli. Es la más oriental y la primera que visitamos. Un cono casi perfecto de un kilómetro de altura en cuyo vértice se producen continuas explosiones. Piedras incandescentes son lanzadas por las bocas de sus siete cráteres, originando, cuando cierra la noche, un espectáculo de auténtica belleza. Escenario del rodaje de la película que lleva el nombre de la isla, fue también escenario de un tórrido episodio de amor entre Ingrid Berman y Rosellini.
Panarea. Si no la más pequeña, casi. Comenta Marcelino que hasta hace poco era una isla algo sosa, sin nada que destacar, pero empresas milanesas se han hecho dueñas de la isla y la han convertido en una meta de turismo elitista. La Italia del Norte, un tanto despreciativa con su hermana del sur, se aprovecha sin embargo de sus encantos.
Vulcano. Segunda de las islas cuyo volcán está permanentemente activo, aunque con unas características radicalmente diferentes de las de Strómboli; del cráter salen ininterrumpidamente fumarolas formadas por vapor de agua y compuestos de azufre. Escenario de una de las películas interpretadas por la inolvidable Anna Magnani.
Lípari. La más grande de todas las Eolias, cuya principal población, Lípari, ostenta la capitalidad del archipiélago. Es una ciudad agradable, muy turística, con un puerto encantador. Pero con una importante pega: el atraque en Lípari fue un auténtico atraco; nos cobraron 280 € por dos días, sin duchas ni váter, y en la zona menos adecuada del pantalán.
Salina. Vista desde el mar, desde sudoeste, tiene forma de pecho de mujer, una bella silueta. Su principal característica es el encanto de sus pueblos. Santa Marina es la capital, el centro neurálgico de la isla. Lingua posee varios restaurantes con encanto.  Pollara es una pequeña población estratégicamente situada en el fondo del cráter de un “semi-volcán”. ¿Qué es eso? Un volcán cortado en dos; la parte que queda es un semicírculo rodeado por montañas y por un acantilado; la parte que no queda se hundió en el mar. En Pollara se rodó aquella amable película que se tituló “El cartero y Pablo Neruda”. Rinella es un puerto encajonado en el sur de la isla, recuerda a los puertos asturianos; tuvimos la suerte de llegar en el momento oportuno de poder presenciar una sencilla procesión marinera; embarcaban a San Gaetano, para llevarlo por mar, con acompañamiento de autoridades, clero y banda de música, hasta Santa Marina.
 
Filicudi. Vista desde el aire tiene forma de jamón, pero no jamón ibérico, largo y estilizado, sino ese jamón de Bayona, rechoncho, casi redondo y de pata corta, o sea, un asquito de jamón. Se esfuerza por atraer a los veleros en visita turística, ofrece boyas gratuitas para poder atracar, (igual que en Lípari). Tiene dos atractivos geográficos: la “grotta del bue marino” a la que entramos con el dingui, y una roca estrecha y altísima a modo de colmillo de gigante, a cuyo pie fondeamos para pasar la noche.
Alicudi. La más salvaje, la más auténtica y la menos turística de las siete islas, No tiene carreteras; todo el transporte se hace a lomo de mula. Una buena muestra de cómo debían ser estas islas antes del boom turístico.
 
CLARISA
Hau pena hau!!!! Hemos visitado todas; una a una las islas Eolias y ahora toca seguir camino, sin mirar atrás y esperando que los lugares que faltan por visitar aporten tanta belleza e interés como los que sin remedio dejamos.
Nuestra pequeña comunidad de tripulantes es cada día que pasa más cercana y los momentos que compartimos muchas veces inolvidables.
Esta noche saldremos hacia Ústica isla en la que recalaremos mañana a primera hora para visitarla ya que según nuestro guía y patrón merece la pena. Después el salto a Cerdeña. Brindaremos porque todo vaya como hasta ahora.

 

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