Levamos anclas de este tranquilo
fondeadero. Vamos pasando por varias torres de vigilancia, mandadas construir
por Felipe II para prevenirse de los ataques de los turcos y piratas.
Nos salta un viento “inesperado en
contra” el GRIB decía 2 nudos y tenemos 22, a este paso recogeremos a Barry con
retraso. Primero tenemos que poner gas-oil,
suponiendo que estén las gasolineras abiertas, hoy es sábado. Poco a
poco, lentamente nos vamos acercando al puerto, el viento siegue en “sus trece”
y no da su brazo a torcer, parece que amaina, pero no.
Ponemos gas oil y a las 16 horas
estamos amarrados con un viento de 25 nudos, por eso con algunos apuros aunque
sin consecuencias. Es la capital de la isla, una ciudad grande sin especiales
atractivos, aunque recuerdo de la otra visita lugares apacibles y pintorescos.
Leo el correo parece que Juanjo
llegará mañana a Cagliari camino de Valencia, en vez de irse por Bonifacio como
tenía previsto debido al fuerte mistral. Barry me manda un mail diciendo que
está en un hotel y viene al barco. Todo parece estar en orden. Ducha y cerveza
en una especie de bar que tienen montado en la oficina. Al rato aparece el
australiano, es un tipo alto, cara sonriente y enseguida entablamos una buena
relación que espero nos dure y aumente hasta dentro de un mes, todavía nos
quedan muchas aventuras que vivir juntos. Cenamos en el barco y luego
pretendemos ir a tomar una copa fuera, pero hace fresco y no encontramos ningún
sitio agradable, así que Barry se va a su hotel y nosotros volvemos al barco.
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