martes, 12 de agosto de 2014

Fase E - Día 16

Noche húmeda, cae agua de la vela como si lloviera, no hay viento. Destazamos el atún en sus diferentes preparados. Cuando hemos terminado una caña se pone a “cantar” parece que es grande, ya que tira bastante, cuando se acerca al barco vemos que viene muy profundo, los colores celestes delatan su posición, cuando ve el barco vuelve a tirar con fuerza, poco a poco lo vamos trayendo, cuando está junto al casco vemos “QUE ES UN TIBURÓN”. Tendrá aproximadamente un metro, al intentar clavarle el gancho pega un fuerte tirón y se escapa en nuestras narices. La verdad es que hemos sentido pena por no poder hacerle una foto, pero luego lo hubiéramos tirado de nuevo al mar. José Francisco ha disfrutado de su pesca, aunque no quede testimonio gráfico. Es el primero que pesco en todas mis navegaciones, también cogimos otra vez un pequeño pez espada que también se nos escapó.
Hoy el Ángelus  es a base de tartar de atún. Eduardo está segregando jugos gástricos desde por la mañana.
A las 2 de la tarde estamos  fondeados en una de las bahías de PORTO MALFATANO, aguas turquesas, costas de piedra roja y vegetación verde, calma absoluta. Preparamos el marmitako para la cena, Clarisa ha preparado el otro lomo bajo con encebollado, los dos lomos altos son para mojama.
Invitamos a una pareja de franceses que navegan solos, a tomar una copa. Llegan a la hora de cenar con lo que también participan en el marmitako con nosotros, resultaron muy agradables.
 
JOSÉ FRANCISCO
Sólo una reflexión, de carácter ecológico, sobre un pensamiento que me ha asaltado  después de la pesca frustrada del tiburón. Se trata de un auténtico problema de conciencia; ecológica, se entiende, no religiosa.
Si Marcelino lo hubiese enganchado con el arpón, el bicho hubiese entrado a bordo; con precaución para no recibir una dentellada, lo hubiésemos rematado, y después de la indispensable foto lo hubiésemos devuelto al agua. Habríamos matado un animal de forma absolutamente gratuita. ¿No hubiese sido un delito ecológico?
Tal como han transcurrido las cosas, el tiburón ha vuelto vivo al agua, y como es un depredador, seguirá comiéndose a otros animales más indefensos que él. ¿No hubiese sido mejor matarlo?
Espero que mi hijo Carlos, entendido donde los haya en cuestiones de ética en el mundo animal, nos resuelva este dilema.



 
CLARISA
 
Estamos en Sardinia, otra recalada, una vez más buscamos el lugar de fondeo donde nos dirigimos apresurados pero tranquilos, hemos llegado. Después de 44 horas de navegación ver tierra es como un descubrimiento.
En esas horas ha habido de todo, falta de viento, viento de morro, viento fuerte que originó mar gruesa y el confort del barco se tornó en cabeceo constante donde estar abajo o dormir era una odisea. Pasamos esos momentos como pudimos unos mejor que otros, los que nos mareamos un poco peor pero como en la vida esos ratos pasan y en cuanto regresa la tranquilidad y la visión de un mar azul y encalmado todo se olvida.
Y aquí estamos en una cala pasado el cabo Spartivento  gozando  del baño, del paisaje y por supuesto de la compañía. Mañana nos espera otro bonito día y mientras tanto a disfrutar  de la suerte de poder estar donde quieres y haciendo lo que te apetece. Hasta prontito
 

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